Fàtima Agut i Clausell: “Todas las mujeres hemos sido víctimas de la desigualdad”
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Fàtima entre bambalinas
Fàtima Agut i Clausell es Licenciada en Filología Hispánica por la Universitat de Valencia y Doctora en Filología por la Universitat Jaume I (UJI). Al finalizar sus estudios, esta mujer apasionada del teatro y de la cultura decidió inclinarse hacia la especialización en artes escénicas y el campo de la docencia. Ha trabajado como coordinadora de 2º de bachillerato artístico, donde impartía clases de expresión corporal y escenografía. A su vez, siguiendo en el campo docente, Agut también ha trabajado como profesora de Dramaturgia, Argumentación y Lengua Catalana en la UJI.
Actualmente, esta amante de la obra de Shakespeare y autora de varias publicaciones, participa activamente en el Instituto Universitario de Estudios Feministas y de Género. Entre sus obras destacan Teatre a Almassora (2002), Teatre al Baix Maestrat (2005), Dones d’Almassora y Memòria i pràctica teatral a Castelló 1940-1970 (2007). El pasado año 2013 fue galardonada con el Premio de Investigación sobre Historia de las mujeres que impulsó el Ayuntamiento de Castellón por su investigación sobre las artistas castellonenses.
Fàtima Agut nos hace hueco en su agenda y nos concede esta interesante entrevista.
¿Qué significó para usted ser galardonada en 2013 con el Premio de Investigación Histórica de las mujeres de Castellón?
Como es obvio, me hizo ilusión recibirlo. Considero que era una investigación que debía ver la luz para dar a conocer una serie de biografías.
La obra con la que ganó este premio fue Eva entre bambolines, ¿de qué trata este libro?
Eva entre bambolines es una recopilación a modo de diccionario biográfico que recoge la historia de todas las mujeres, tanto profesionales del teatro como amateurs, desde finales del s.XIX hasta nuestros días. He escrito sobre mujeres de varios ámbitos: desde dramaturgas, actrices, atrezzistas, diseñadoras de vestuario teatral, hasta compositoras de música, intérpretes de instrumentos musicales, bailarinas e incluso profesionales del mundo circense. Todas ellas nacidas o residentes en la provincia de Castellón.
En 2007 realizó una biografía sobre tres artistas musicales cuyas acciones dieron la vuelta al mundo. ¿Por qué motivo elegió a Elena Sanz, Herminia Gómez y María Conesa, y no a otras mujeres que hayan hecho historia?
Principalmente, por su origen. Todas ellas son de Castellón y me gusta resaltar el valor de las artistas que viven aquí, no todo es Madrid y Barcelona y en mi tesis, también me especialicé en el teatro de Castellón. Con esta investigación quedé maravillada por la riqueza cultural que tenemos en la provincia.
Algunos periodistas ya habían escrito sobre ellas, pero decidí darles otro enfoque para darlas a conocer a todos aquellos jóvenes que ignoraban su existencia. Un enfoque transgresivo y desde la igualdad y al ámbito del género. Por ejemplo, se ha hablado de Elena Sanz en muchas ocasiones, pero siempre como la amante de Alfonso XII. Nunca nadie la ha visto como la cantante de ópera que tuvo que dejar su carrera musical en el mejor momento por estar con su amado.
Lo mismo sucedió con Herminia Gómez, natural de Almassora, cuando la Primera Guerra Mundial truncó su carrera operística en la cima del éxito y se cambió de nombre para triunfar en el mundo de la Zarzuela en Latinoamérica y no ser reconocida como aquella cantante de ópera famosa que fue.
María Conesa, natural de Vinaròs, fue la viva imagen del éxito en México como cupletista. Ella, una de las pioneras en trabajar en anuncios publicitarios, también abandonó su carrera por el amor de su vida, un mexicano que no consiguió hacerla feliz y, poco después, el matrimonio se rompió. Fue entonces cuando volvió a las tablas. Se relacionó con todos los dirigentes políticos de México del siglo XX. Realmente tuvo una vida impresionante y he oído que iban a hacer una película biográfica ya que, además de haberle dedicado una plaza en la localidad de Vinarós, hay personas que han recopilado mucha información sobre ella, que son las que me ayudaron a realizar la investigación. Era una mujer guapísima, de las primeras en aparecer en anuncios publicitarios en revistas y también hizo cine.
Bajo mi punto de vista, hay mucha historia detrás de las mujeres que se dedicaron a las artes escénicas durante el siglo XX. Actores también, pero las actrices y las cantantes son las que tienen historias más ricas, que son las que me interesaron desde el primer momento y por eso seguí investigando al respecto.
¿Por qué decidió formar parte del Instituto Universitario de Estudios Feministas y de Género?
Por desde el Instituto Universitario se puede trabajar por la igualdad. Pienso que estamos muy lejos de conseguir la igualdad a pesar de las leyes. Las mujeres pueden llegar a percibir un 17% menos que los hombres por realizar el mismo trabajo según las últimas noticias. Yo, como funcionaria, no he notado esta discriminación pero es algo que sí existe en el resto de profesiones. Además, las mujeres ocupan la mayoría de los empleos a tiempo parcial. En casi todas las franjas de edad las mujeres tienen más dificultad para acceder al empleo.
Por otra parte, sobre las iniciativas de congelación de óvulos que están planteando algunas empresas, creo que cualquier mujer tiene derecho a congelar sus óvulos en el momento que considere pero no porque se le exija en su puesto de trabajo. Resulta increíble que no te ofrezcan otra posibilidad o plan B, como contratar los servicios de un canguro o trabajar desde casa, con lo fácil que resulta con los medios que hay a nuestra disposición ahora.
También es verdaderamente ilustrativo el hecho de que en la universidad hay más alumnas matriculadas que alumnos. Asimismo, encontramos más profesoras asociadas que profesores. En cambio, a medida que vas subiendo en la escala de responsabilidad, en los puestos de jefatura del departamento o de catedráticas, el número de mujeres disminuye considerablemente. Es una realidad que en los puestos de poder las mujeres representan una minoría. Una mujer, para alcanzar un puesto de responsabilidad y conseguir lo mismo que un hombre, ha de trabajar y demostrar su valía, muchísimo más.
Tanto hombres y mujeres han de luchar por la igualdad pero es inevitable que las mujeres se impliquen más ya que han vivido esta lacra desde dentro y la desigualdad y la discriminación les han afectado directamente. Las mujeres siempre tenemos algo que contar ya que todas hemos sido víctimas de la desigualdad.
Por tanto, ¿cree que existe una desigualdad real entre hombres y mujeres? ¿En qué sectores es más evidente?
En todos, ya que un sector como el de las artes escénicas que puede parecer muy liberal y abierto resulta ser uno de los más desigualitarios del panorama laboral. Por ejemplo, en las representaciones teatrales siempre hay más personajes masculinos maduros que femeninos. Por eso, cada vez existen más actrices sin las medidas perfectas, sin trabajo, ya que, si la imagen no es buena, no interesa. Sin embargo, la desigualdad disminuye cuando se trata de directoras, regidoras o diseñadoras, porque en estos puestos de trabajo no se exponen a la gran pantalla ni al gran público.
Como investigadora, mi meta principal ha sido desde el primer momento hacer visibles y reconocidas a estas mujeres que han dedicado su vida al teatro, Sus biografías deben ser contadas, tanto las de los hombres como de las de las mujeres, pero desde mi punto de vista, hay muchas más mujeres anónimas y silenciadas que hombres, por eso les he dedicado tanto tiempo y esfuerzo.
¿Tiene pensado actualizar la investigación?
Aún está abierta, nunca la he dado por cerrada. Estoy continuamente investigando y descubriendo mujeres que acaban de finalizar sus estudios y, en ocasiones, ex alumnas mías que han estudiado Artes Escénicas y están triunfando en Castellón, Valencia o Madrid en estos tiempos tan difíciles.
¿Dentro del Instituto Feminista y de Género cuáles son sus funciones?
Colaboro en lo que administrativamente en estos momentos puedo como recién jubilada. Sobretodo en los másters y en congresos, donde antes colaboraba como ponente y ahora estoy en el equipo de organización.
También he colaborado en un libro del que he disfrutado mucho: Dones d’Almassora, que lo hicimos tres mujeres de Almassora, una médico, una joven que estaba estudiando en la UJI diseño industrial y yo. El libro fue totalmente innovador, no se había hecho en otros pueblos porque significaba visibilizar a mujeres que habían destacado en sus carreras universitarias o como propietarias de un comercio. También a las mujeres anónimas trabajadoras de almacenes de naranja que habían realizado una doble jornada laboral y cuyo trabajo no había sido reconocido por nadie.
Actualmente estoy en un grupo de investigación que dirige la profesora Rosa Monlleó en el que estamos realizando el libro, Mujeres de Castellón.
¿Y en el libro Dones d’Almassora hubo algún descubrimiento que le impactase?
Sí que lo hubo. Me impactó mucho descubrir la figura de la soprano Herminia Gómez, pero luego empecé a profundizar en otras mujeres de Almassora y conocí a dos o tres artistas más que también habían renunciado a la carrera de actriz por el matrimonio y los hijos ya que estaba mal visto durante los años 40 y 60 dedicarse al teatro de manera profesional. Luego descubrí a profesoras de música, de piano, de guitarra que todo el mundo consideraba que no tenían importancia, pero que realmente sí que la tenían por su formación y experiencia.
Y lo más gratificante fue descubrir como durante las semanas siguientes a la publicación veía a señoras mayores que se lo leían unas a las otras que no sabían leer en las esquinas de las calles tomando el sol. Eso me encantó.
Descubrí que, teóricamente según la gente que entrevisté no había mujeres republicanas en Almassora, pero fui al archivo y sí que había expedientes de mujeres republicanas. Es un silencio enorme que hay en Almassora todavía sobre la guerra, es considerado un tema tabú. A través de estas mujeres descubrí otras facetas de mi pueblo que no sabía.
¿Sobre el tema de la desigualdad cree que se puede hacer algo para que haya menos?
Educación e información. En 1997 en el Instituto Sos Banyat, en el cual yo trabajaba, la profesora de literatura española y yo realizamos un proyecto que se llamaba, Olimpia, La Mujer como Sujeto Literario y Objeto en la literatura castellana y catalana que nos premiaron. Concebimos este proyecto porque comprobamos que en las historiografías de la literatura, no se daba suficiente importancia a las escritoras literarias, tanto en castellano como en catalán. Con este proyecto quisimos darles una mayor importancia a las mujeres, empezando por las trovadoras que escribían los libros en provenzal. Profundizamos en la manera de escribir los poemas, descubrimos que lo hacían de una manera mucho más directa que los trovadores cuando hablaban de amor. Los trovadores describían y se dirigían a las mujeres como objetos idealizados, de una manera más libre y directa; por ejemplo, ”la mirada dulce de ella..“ y, en cambio las trovadoras se expresaban escribiendo, “que feliz sería si estuvieses en mi cama en lugar de mi marido”. Fue ahí cuando sacamos a la luz a todas esas autoras para que fuesen reconocidas.
¿Cree que ha habido un silenciamiento “a malas” por parte de las Instituciones, o de los medios?
Yo no creo que “a malas”, creo que simplemente es porque la historia está hecha por hombres, la política está hecha por hombres, todo está hecho por hombres, entonces quiero pensar que no es con mala intención que se omita, en algunos casos, qué ha hecho la otra mitad de la sociedad que no ha podido participar directamente en los acontecimientos.
¿No se llega a plantear la cuestión?
No es que no se haya planteado la cuestión, porque yo creo que sí, aparte hay muchos profesores hombres que en el ámbito de la educación han trabajado sobre la figura de las mujeres autoras, pero no lo suficiente.
No es que no haya “trovadoras”, hay muchas, y también hay muchas escritoras, pero muy poco conocidas. Por ejemplo, en el mundo del teatro se pensaba que había pocas autoras de obras de teatro ya que serlo fue complicado hasta el siglo XX.
Además, cuando la mujer subió al escenario fue tarde en el siglo XVI. ¿Habéis visto la película Shakespeare in Love? Sale la actriz disfrazada, con los pechos envueltos para que no se diesen cuenta de que era una mujer. Se subían al escenario pero no como mujeres.
Por ejemplo, en España en aquella época las mujeres ya subían al escenario pero porque eran las mujeres de los directores, es decir, de los que llevaban la compañía, ellos las dejaban salir. Además, a las actrices y actores no se les enterraba en lugares sagrados, tenían un lugar aparte. Por disposición de los reyes, las actrices no podían ir escotadas, no se les podía ver el tobillo, no podían ir muy arregladas. No solo eso, si subían al escenario tenían que ir vestidas de hombre y decían que seducían mucho al público, así que tampoco podían salir como hombres por que creaban morbo, era increíble. De hecho, en el Misteri d' Elx aún no sale ninguna niña representando la obra.
¿Antes no sucedía esto?
No, porque en el teatro solamente podían actuar niños y sacerdotes jóvenes hasta que les cambiara la voz, y si existían castratos era porque las mujeres no podían cantar en las iglesias.
¿Por qué estaba mal visto que la mujer se adentrase en las artes escénicas?
La mujer no podía subir al escenario porque implicaba pasar menos tiempo con su familia y menos tiempo para hacer las tareas del hogar. Es cierto que había bailarinas, pero a grandes rasgos, no podían subir a actuar. Por ejemplo, en las tragedias y las comedias griegas eran los hombres los que cambiaban la voz y los que se ponían máscaras de mujer.
¿La situación cambiará?
Tengo una visión bastante negativa y pesimista pese haber luchado por la igualdad durante gran parte de mi trayectoria profesional. Durante mis últimos años como docente he tenido la ocasión de observar un auge del conservadurismo en el alumnado, especialmente en las chicas. Este conservadurismo pienso que está relacionado con los papeles y los roles desiguales que siguen teniendo el hombre y la mujer.
¿Cree que ha habido un retroceso?
Sín duda. Pienso que la labor debe iniciarse desde la educación que nos inculca nuestra familia, la escuela y el instituto. Lo he llevado a la práctica siempre que he podido, ya sea en programas o talleres siempre he incluido la perspectiva de género. Recuerdo que todas las obras de teatro que realizamos en el instituto así como todas las performances trataban el tema de la desigualdad. Y desde mi parcela, la literatura, es desde donde he podido trabajar, actuar y educar.
¿Desde la concienciación?
Sí, y cuanto antes comencemos, mejor, especialmente desde el ámbito familiar.
¿Por qué cree que se ha producido esta involución?
No lo sé, porque ahora ofrecemos más información a la sociedad, sobretodo a la juventud, ya que realizamos talleres, charlas, performances... entre muchas otras cosas. En el fondo creo que es un problema de la sociedad, de la pérdida de valores y de la educación que desde hace tiempo venimos arrastrando. Los estereotipos que se muestran de manera reiterada en los medios y en la vida cotidiana tampoco ayudan a mejorar la situación.
¿Cree que la crisis ha podido agudizar la desigualdad?
Es un tema muy amplio y complicado en el que se incluyen muchas variables. La crisis ha podido influir en el aumento de casos de violencia de género en cuanto a las presiones se refiere, pero no creo que sea un atenuante para disculpar el matar a la persona que amas por sentirte presionado. Matar, nunca.
Tras la intensa entrevista con Fàtima Agut i Clausell podemos concluir que es una mujer volcada desde hace mucho tiempo con la desigualdad de género y la mujer, todo ello directamente relacionado con las artes escénicas y la historia.
Nos confiesa que según ella nos encontramos lejos de conseguir la igualdad en su pleno significado a pesar de los cambios que se han obtenido con las leyes e informalmente en el día a día. Lo vemos en cualquiera de los ámbitos que nos rodean, hasta en los más cercanos para los universitarios, nos invita a fijarnos en la cantidad de alumnas que hay en las aulas pero sin dejar de lado el número de hombres que ocupan los altos cargos. Asimismo, durante la entrevista insiste en que ahora nos toca a nosotros como periodistas, coger el testigo y seguir con la lucha. Los cimientos han costado mucho de asentar y son personas como Fàtima Agut las que lo han logrado con su trabajo y dedicación. Ahora nos toca a nosotros levantar los muros.
Continúa siendo inevitable, según comenta la entrevistada, que las mujeres tengan que esforzarse en demostrar más que los hombres y por ello sean ellas mismas las que luchen fundamentalmente por sus derechos y por la igualdad.
Agut quiere conseguir con sus estudios y sus publicaciones para hacer visibles a las mujeres y para que sean reconocidas ante la sociedad.
A pesar de ser una luchadora nata de esta causa, se ha encontrado en situaciones cuya fuerza para enfrentarse se ha ido mermando, pero sabe que la base para cambiar esta mentalidad y empezar a notar cambios es la educación. Una educación que venga desde la base, en casa con la familia, en la escuela y que permita que la sociedad se conciencie desde la infancia.