Si a Arabia tu vas...
Soumaia Nejjar .- Disney es una de las grandes instituciones generadoras de discursos, cinematográficos en este caso, que más ha influido a los jóvenes del último siglo. El modo en el que ha representado a los hombres y mujeres, asignándoles unos roles estereotipados, simplistas e incluso insultantes. Las expectativas creadas respecto a lo que se ha de esperar de unos y otros. También la idealización que ha realizado de instituciones como la monarquía y todo lo que la rodea. En resumidas cuentas, con sus mensajes he legitimado unos modos de vida, de comportamiento y de pensamiento que favorecían sin ninguna duda a las élites y que iban en consonancia con el discurso dominante.
En este caso me gustaría comentar el inicio de una de las más célebres películas de Disney: Aladín. Esta película, junto a Pocahontas o Mulán, se erige como portadora de diversidad y tolerancia, cuando realmente el qué o la esencia sigue siendo la misma aunque es el cómo, o la articulación del discurso, lo que cambia.
"Vengo yo del lugar donde el dátil se da
Y los nómadas beben té
Y si allí les caes mal encomiéndate a Alá
Es muy duro, lo sé, ¿y qué?
Cuando el sol baje más, mira bien y verás
Una luz que te hechizará
Esta es la señal, el momento especial
En que Arabia ante ti surgirá
Si a Arabia tú vas al cruzar ése umbral
Tus sueños allí se harán realidad
Con su magia oriental
Si a Arabia tú vas, no debes olvidar
Que allí hay una ley que debes cumplir
Si quieres vivir..."
Es poco probable que percibamos la verdadera intención de la canción solo escuchándola, así que tras una primera lectura, comprobamos que, pese a ser breve, insiste en una serie de ideas que van en perfecta consonancia con lo que la imagen muestra. Se desprende la idea principal de que Arabia es peligrosa, de que ahí tienen otra ley cuyo incumplimiento acarrea una muerte de la que solo Alá te puede salvar. Todo esto rodeado por un halo orientalista propio de las representaciones excesivamente exóticas que se hacen desde el la industria cultural mainstream.
Se repiten además una serie de tópicos como el té, los dátiles, la magia, los sueños; todo aquello que encaja con la imagen mental que tenemos de Oriente. Lo árabe, lo islámico...en resumidas cuentas, lo moro. No quiero decir que falten a la verdad, ya que el té y todos esos elementos, forman parte de nuestra cultura y nuestra forma de vida, pero solo constituyen una pequeñísima parte. Mi queja sobre estos tópicos reside principalmente en que son excesivamente simplificadores y que. además. muchas de las ideas recogidas en el párrafo anterior son negativas, por lo que es fácil determinar las fatales consecuencias que de ello se derivan.