Culpables por ganar
PABLO ALBERT I OPINIÓN.- Bien es sabido por todos que los carnavales de Tenerife son los más importantes de toda España y los más esperados no solo por los habitantes de las Islas Canarias, sino por gente de cualquier rincón del país, ya que cada año se producen cientos y cientos de desplazamientos hacia la capital chicharrera para poder disfrutar de estas fiestas.
Pero la fiesta del Carnaval no está formada solo por desfiles y carrozas: Agrupaciones musicales, grupos coreográficos, rondallas, comparsas y murgas completan un cartel más que interesante durante las dos semanas que, aproximadamente, colman las calles de alegría.
Hablemos de las murgas. ¿Qué son las murgas? Pues las murgas son, tal y como las define el diccionario de la Real Academia Española, compañías de músicos malos que, en Pascuas, cumpleaños etc. Tocan a las puertas de las casas acomodadas con la esperanza de recibir algún obsequio. Lo cierto es que podemos hacer una pequeña variación sobre esta definición ya que las murgas, al menos en Canarias, no se dedican a tocar a las puertas de las casas para ver si reciben algún donativo, más bien podemos decir que son grupos de personas totalmente amateurs que se dedican a ensayar 6 meses aproximadamente (dependiendo de las fechas en que se celebren los concursos de murgas), con el objetivo de conseguir el primer premio de interpretación, cantando, todo sea dicho, y por ende, convertirse en la mejor murga de Santa Cruz de Tenerife.
Existen dos tipos de murgas: las infantiles y las adultas, y dentro de estas últimas encontramos las masculinas, las femeninas y las mixtas. En la última edición del concurso de murgas, la polémica se cebó con Triquikonas, murga femenina compuesta por 114 mujeres que lleva 9 años en el carnaval. ¿Y por qué se vieron envueltas en polémica? Pues porque tras el ‘robo’ que se produjo en la edición de 2013 al dejarlas fuera del pódium, en la edición de este año 2014, consiguieron llevarse el 2º premio de interpretación, dejando atrás a 24 murgas, en su mayoría, masculinas. Y claro, todos se hacían la misma pregunta: ¿Cómo puede una murga femenina haber quedado en segunda posición?
Almudena Domíguez, directora de Triquikonas, en la edición de 2013
Rápidamente las redes sociales comenzaron a hacerse eco de esta situación tan ‘desastrosa’ y, tanto los propios medios de comunicación como componentes de otras murgas, además de invitar a la murga galardonada con el 2º premio a renunciar a el y devolverlo, no tardaron en echarle las culpas a los miembros del jurado que se encargaron de puntuar el apartado de interpretación, que curiosamente fueron tres mujeres. Las acusaron de no tener ninguna noción de música ni de murgas y de haberse puesto de acuerdo en puntuar por debajo a las otras murgas que participaban en la final con el único fin de favorecer a la murga femenina.
Lo cierto es que a día de hoy, 8 meses después de lo sucedido, no hay nada en claro: no sabemos si las puntuaciones fueron amañadas (y eso que se revisaron tres veces tras emitir el fallo del jurado) o si realmente las chicas merecían ese segundo puesto.
Porque seamos sinceros, esta misma situación se ha producido en otras ediciones y no ha pasado absolutamente nada porque las murgas implicadas eran masculinas. Entonces qué ocurre, ¿Qué un murga, solo por el hecho de ser femenina, no puede optar a premio o ni si quiera optar a pasar a la final? Porque todas las murgas trabajan por igual, ya sea masculina, femenina o mixta, todas se preparan un total de 4 temas (dos para una fase eliminatoria y otros dos para interpretarlos en la final en caso de pasar a la misma), y todas las murgas ensayan las mismas horas… ¿Nos estamos encontrando con que el mundo de las murgas es machista, donde si una murga femenina gana un premio de interpretación es acusada de ganarlo por pena, y donde si un murga femenina (o dos) pasa a la final es para, justamente, evitar que acusen al jurado de machista? La respuesta la dejamos abierta.
Triquikonas en la edición 2014